Si eres como muchos de nosotros que ha aprovechado esta pandemia para aprender, reflexionar y hacer cambios en su vida, habrás escuchado decir por ahí que las mayores crisis y los desafíos más fuertes jamás nos dejan iguales. Siempre cambiamos y la idea es que sea hacia una mejor versión. Pero también es muy cierto que después de esta larga pausa a la acelerada vida que llevábamos, hay muchas personas que no están tan entusiasmadas con la idea de volver a la “normalidad”. Y es que la sola idea de retomar el contacto social les recuerda las palabras “exposición”, “contagio” y “peligro” (1). Y eso, por supuesto, genera gran ansiedad. ¿Qué podemos hacer para combatirla y prepararnos para una transición al inminente regreso a nuestra vida social? Aquí te damos algunas sugerencias.
Deja de sentirte un ser de otro planeta
¡Vamos! No eres la única persona que se siente de esta forma (o no estaríamos escribiendo al respecto, créenos). Llevamos más de un año prácticamente prisioneros de un virus, que nos obligó a adquirir nuevos hábitos, empezando por evitar a toda costa el contacto con otros. Es normal que pensar en volver a estar rodeados de gente nos produzca un poco de ansiedad. Los estudios que se han hecho al respecto del comportamiento humano después de cuarentenas menos intensas y largas que la que tuvimos, han mostrado que las personas pueden tener síntomas depresivos hasta 3 años después y otros como ansiedad, irritabilidad, insomnio, menor concentración y rendimiento, entre otras secuelas. Así es que puedes considerarte uno más del grupo. (2)
Revisa la diferencia entre miedo paralizante y ansiedad
En la mayoría de los casos, lo que hay es un poco de ansiedad por el cambio, es decir, se trata de una sensación de amenaza interna debido a la incertidumbre (1). Y otra cosa muy distinta es que te sientas tan cómoda en tu “refugio” o tu hogar, lo cual te está convenciendo de evitar el contacto con los demás, por el miedo al peligro externo (3). Hay quienes tienen un nivel de miedo que son incapaces de controlar. Y definitivamente eso necesita ayuda profesional.
Míralo como una oportunidad de crear nuevos lazos
Puede que este tiempo a solas te haya liberado de mucha gente innecesaria o tóxica que tenías alrededor. Eso sin duda es un buen logro. Pero no significa que no necesites socializar. Al contrario. Eso es parte vital de una vida saludable. Por eso toma este retorno como un nuevo comienzo para iniciar nuevas amistades y contactos. Esta vez más cercanos a tus gustos, inquietudes y a lo que realmente quieres compartir de ti.
Haz uso de todas las herramientas emocionales, espirituales y físicas
Meditación, oración, respiración y ejercicio… ¡Todo ayuda! (4) De la misma forma que lo hace el apoyo al organismo para enfrentar este periodo de estrés. Puedes apoyarlo, por ejemplo, sumando productos como ashwagandha que se ha demostrado que puede dar un impulso en momentos en que el estrés desajusta los procesos normales del cuerpo generando más cortisol del necesario (5). También puedes agregar por la noche otros que ayuden a relajarte, estimular el sueño y descansar mejor, como pasiflora y melatonina. Esto, porque parte importante de nuestra estabilidad emocional para enfrentar nuestra vida social se basa en que el proceso de descanso nocturno sea saludable. (6)
Push yourself! Oblígate a participar en aquellas actividades que te causan ansiedad
No necesitas sumarte a todos los eventos sociales a los que te inviten ni salir a comer con toda la larga lista de contactos que solías tener. Hazlo de a poco. Comienza por reunirte paulatinamente con alguien. Quizás puedes encontrarte en un punto al aire libre como un parque o la playa, para que no te agobies. La próxima vez, quizás, puedes hacer un encuentro con dos personas para ejercitarse o disfrutar de una charla en una cafetería. Luego, puedes planear un fin de semana a unas cuantas horas de tu hogar. De esa forma irás acoplándote a la normalidad un paso a la vez, haciendo más fácil el proceso.
Reevalúa tus prioridades
Muchos empleadores se quejan de que sus trabajadores no quieren volver a sus puestos de manera presencial. En algunos casos es por el temor al contagio, que todavía persiste y en otros, porque descubrieron en el trabajo en casa una nueva posibilidad de ser productivos, con la cual se sienten más cómodos. Y decidirse por uno u el otro es igual de legítimo, siempre y cuando lo que te mueva no sea el miedo. A muchas personas esta pandemia les ayudó a replantear sus prioridades y sobre todo a evaluar aquello que les hace feliz. Hazlo también y si la decisión incluye un cambio de trabajo, ¡hazlo! Quizás es tiempo para tomar esa decisión.
No te adelantes al futuro ni crees un drama imaginario
Concéntrate en la situación que debes enfrentar en este momento y en las circunstancias que la rodean. No te pongas a pensar en la posibilidad de contagiarte, de enfermarte y enfermar a los tuyos, en cómo enfrentar los gastos y hasta una posible muerte. Las cosas que “podrían” pasar son miles y no todas tienen por qué ser negativas. Y en ningún caso serán como hace un año atrás. Adelantarse o imaginar los peores escenarios lo único que nos deja es más estrés y desánimo. Vive y disfruta responsablemente de lo que tienes hoy.
Haz tu parte para disminuir los riesgos
La mayor confianza para dar los pasos necesarios nos la dará siempre el hacer todo cuanto esté a nuestro alcance para blindarse de protección: vacúnate, sigue con las medidas de higiene de manera consciente y usando la mascarilla cuando sientas que es necesario. Así como puedes reforzar tu sistema inmune, incluyendo buen descanso, actividad física, alimentación saludable y suplementos que puedan apoyar como zinc, vitamina c, equinácea y quercetina.
Cuando sabemos que hemos dado los pasos correctos, todo se hace más sencillo. Y no olvides que este proceso, lo haremos en conjunto, pasito a paso.
Seamos más saludables, juntos.
Tu equipo Santo Remedio