El Presidente Biden tenía la película clara sobre el terreno que le tocaría pisar para lanzar una campaña con la meta de controlar y, eventualmente, superar, la pandemia del COVID-19, pues, con apenas el 4% de la población mundial, el país carga, sin embargo, con una cuarta parte del total de contagios y muertes relacionadas. Datos aterradores. Por eso, siempre supo que desde que pusiera un pie en la Casa Blanca debía actuar con rapidez, claridad y sobre la base de la ciencia y no la política. Pues cada día perdido son miles de vidas que se apagan y miles más que quedan con secuelas permanentes. Así las cosas, apenas entró a la oficina Oval comenzó a gestar las primeras medidas para darle forma a su ambicioso, pero necesario plan, que aunque no fuera perfecto, intenta ocuparse de los distintos frentes que tienen que ver con esta compleja pandemia.
El plan de contingencia
Los primeros decretos del “plan Biden” tienen que ver con las medidas más urgentes y sensatas para frenar los contagios, tales como verificar la cantidad real de casos y acelerar el proceso de vacunación. Así como proveer de acceso a cuidado médico, un punto esencial para nuestra comunidad, que se ha visto en desventaja frente a la agresividad de este virus, precisamente por la falta de servicios de salud preventiva. Son siete objetivos específicos. Vamos a revisarlos.
Primer objetivo: Recuperar la confianza con el pueblo estadounidense.
La parte más difícil en medio de tanta información errónea y maliciosa circulando en internet. Por eso, vale la pena mencionar que todas las medidas no son caprichosas, sino que han sido tomadas trabajando junto a un grupo que reúne a expertos y estrategas en salud pública, así como a los más destacados epidemiólogos del país, incluyendo al doctor Anthony Fauci. El gobierno federal también se comprometió a realizar informes regulares dirigidos por los expertos, basados en la ciencia y datos confiables que serán entregados abiertamente a la población.
Segundo objetivo: Una campaña de vacunación segura, eficaz y equitativa.
Esto implica búsqueda de recursos, campañas informativas y organización con los gobiernos locales para hacer el proceso de vacunación lo más efectivo, justo y rápido posible. Otra consideración muy esperada que ha hecho la nueva administración es señalar la importancia de vacunar a los indocumentados que trabajan en el país. Lo consideran “moralmente correcto” y en la práctica, es una medida inteligente y un inmenso alivio para millones de personas que confían en que no serán ignoradas dentro del plan.
Tercer objetivo: Disminuir la propagación del virus (incluyendo el uso de mascarillas)
Se necesita un trabajo en conjunto y de muchas áreas. No cabe duda. Pero tan solo el uso generalizado de las mascarillas puede ser de enorme ayuda. No ha sido un tema fácil de enfrentar, porque desde el principio se convirtió en algo político y lamentablemente para muchos, lo sigue siendo. Pero el hecho de que al menos se exija a partir de ahora en todos los edificios federales, así como en vuelos interestatales y transporte público, marca una gran diferencia. En un mundo ideal, si todos la usáramos cuando estamos en contacto con otras personas o espacios comunes, el control del virus sería mucho mayor y contribuiría enormemente a ponerle freno a las hospitalizaciones y muertes.
Cuarto objetivo: Aumentar la ayuda de emergencia y ejercer la Ley de producción de defensa.
Como si estuviéramos en un estado de guerra, esta vez, contra un enemigo invisible, pero extremadamente letal, de ser necesario el país puede acogerse a regulaciones como el Acta de Producción para la Defensa que permite enfocar los esfuerzos de diversas compañías en producir lo que el país necesita para salir adelante en esta batalla. Y en estos momentos eso implica: mascarillas N95, equipo médico, pruebas de detección del virus, vacunas y todo lo necesario para hacerlas llegar a la población. También se considera en el plan el aumento en la cantidad de pruebas rápidas de detección del virus, pues es un dato clave que permitiría que las escuelas y la mayoría de los trabajos presenciales pudieran volver a la normalidad. Saber dónde, cuántos y quiénes son los contagiados ayuda a agilizar los esfuerzos y recursos.
Quinto objetivo: Reabrir escuelas, negocios y viajes de manera segura.
Nadie quiere volver a cerrar la economía. Al contrario. Pero se necesitan medidas un poco más rigurosas para garantizar la seguridad de todos. Por eso, por ejemplo, los viajeros, especialmente extranjeros, ahora tienen que tener una prueba negativa de COVID-19 antes de ingresar y mantener una cuarentena cuando lleguen al país. La medida es muchísimo menos rigurosa de lo que se ha hecho en otros países. Sin embargo, es un punto intermedio y un paso más arriba para salvaguardar nuestra seguridad, que en realidad depende de la responsabilidad, sentido común y empatía de cada uno.
Sexto objetivo: Proteger a los más vulnerables.
Después de casi un año de pandemia, los expertos saben que el virus ha afectado de manera diferente a la población y el resultado ha aumentado las desigualdades geográficas, socio-económicas y raciales. Por eso, su idea es aplicar medidas de acuerdo a la realidad de las distintas comunidades y para eso urge recopilar la información correcta que permita identificar las necesidades específicas.
En este punto, el gobierno quiere garantizar la cobertura asequible a la atención médica, por lo cual extendió el periodo de inscripción al programa de salud conocido como Obamacare desde el 15 de febrero hasta el 15 de mayo, lo que permitirá el acceso a un mayor número de personas, especialmente de los grupos más afectados. Una medida muy importante para nuestra comunidad, porque nos ofrece la oportunidad de acceder a un seguro médico, en momentos en que tanto lo necesitamos. Debemos recordar que gran parte de nuestra comunidad sufre de condiciones como diabetes, enfermedad coronaria, hipertensión y obesidad, que son factores de riesgo frente al coronavirus. La mayoría ha dejado de controlarse médicamente por temor a infectarse o porque ha perdido su cobertura de salud. Por eso, hoy es más importante que nunca que busquemos la información para ver si calificamos a los planes y no perdamos esta valiosa oportunidad.
Séptimo objetivo: recuperar el liderazgo del país a nivel mundial
Todos queremos que Estados Unidos siga siendo un líder… ¡el líder! Ya no se trata solo de combatir el COVID-19, sino de estar alertas y preparados para evitar nuevas amenazas biológicas. Y para eso hay tratados y mucho trabajo que hacer para restablecer lazos, como el que existió siempre con la Organización Mundial de la Salud y el Consejo de Seguridad de la ONU, que permitan volver a ser un ente de unidad, ayuda humanitaria, investigación, apoyo y sensatez a nivel mundial.
Sin duda es un plan ambicioso, que si se logra ejecutar con la ayuda y responsabilidad social de todas las partes involucradas, incluyendo a cada uno de nosotros, será nuestra tabla de salvación para dejar atrás esta pesadilla llamada COVID-19.
¡Seamos responsables, proactivos y más saludables, juntos!
Tus amigos en Santo Remedio