Seguramente lo has visto en los estantes del supermercado o la farmacia cientos de veces, sin imaginar que este sencillo producto puede ayudarte muchísimo en aquellos días en que el clima, las hormonas, una lesión menor o demasiado ejercicio te pasan la cuenta y todo el cuerpo te duele. Su nombre: sales de Epsom o Epsom salt debido a que fueron encontradas originalmente hace unos cuatro siglos en un pequeño pueblo llamado igual, en Inglaterra. Allí existía una fuente natural de agua salada y tibia. Al principio, los únicos que la aprovechaban eran los habitantes del lugar, hasta que su fama de “manantial curativo” comenzó a circular, debido a que ayudaba a purgar el cuerpo y a disminuir el dolor corporal. Esa fama convirtió a Epsom en uno de los balnearios favoritos de la aristocracia.(1)
El químico y doctor Nehemiah Grew se percató que las propiedades maravillosas de esa fuente se debían al contenido de sulfato de magnesio, que ayuda a purgar y desinflamar, disminuyendo el dolor. Por eso, en 1695 pensó en lo útil que sería lograr que cualquier persona pudiera beneficiarse de esto sin tener que ir al balneario y comenzó una ardua batalla por quedarse con la patente para su manufactura, empaque y venta. Desde entonces la fama de estas sales no ha hecho sino crecer. (1)
A principios del siglo pasado, aparecían artículos en revistas y periódicos comentando los asombrosos resultados combatiendo el dolor, la inflamación y las molestias musculares de este sencillo remedio casero, usado de forma tópica. Por lo cual, algunos médicos incluso lo estaban utilizando en hospitales para tratar molestias asociadas a enfermedades como el reumatismo. (2)
La evidencia científica
Aunque la evidencia aún no es tan contundente y definitiva como en otros casos, lo cierto es que se trata de un producto de uso común, muy fácil de encontrar y muy económico para resolver problemas como:
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Inflamación y dolor de piernas y pies
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Dolores musculares, tensionales y de articulaciones
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Molestias por cansancio o exceso de ejercicio
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Contusiones y esguinces menores
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Dolor de artritis o similares
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Dificultad para relajar los músculos
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Tal como descubrió el doctor Grew, las sales de Epsom contienen sulfato de magnesio, el cual es indispensable para la contracción y relajación de los músculos. (3)
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Según diversos estudios, el sulfato de magnesio puede ser más efectivo cuando se aplica a través de la piel que consumido oralmente debido a que se absorbe mejor y muestra menos efectos secundarios al no tener que pasar por el tracto gastrointestinal. Y sus niveles en el cuerpo aumentan en la mayoría de las personas tratadas después de someterse a baños de sales de Epsom. (3, 4)
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Las sales de Epsom también contienen azufre, el cual tiene propiedades antiinflamatorias que ayudan a tratar la artritis reumatoide y lesiones deportivas, entre otras. (5)
Por eso, aquí te compartimos una manera simple de usarlas:
Baño antiinflamatorio y analgésico de sales de Epsom
Ingredientes:
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2 tazas de sales de Epsom por galón de agua tibia
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Bañera con agua tibia o recipiente grande
Preparación:
Disuelve las sales en el agua, ya sea de la bañera o un recipiente y pon las piernas y pies adentro durante 30 minutos. Si prefieres, prepara la mezcla en un recipiente y empapa una toalla con esta. Luego, la pones como compresa en la zona inflamada o con dolor durante 30 minutos. Hazlo hasta tres veces al día mientras sientas molestias.
No lo hagas sin consultar con tu médico si padeces de diabetes o tienes problemas con el magnesio.
Más allá del dolor o la molestia
Por lo general, el constante o excesivo dolor muscular tiene razones de fondo y están relacionadas al deterioro de partes del sistema músculo-esquelético, en el que los músculos son “parte”, junto a tendones, huesos y articulaciones. Por eso, además de tratar las molestias del momento con un baño o compresas de sales, es recomendable hurgar en la raíz del problema y atacarla.
Sumado a una revisión con tu médico para pedir exámenes que puedan mostrarte la “película completa” de tus huesos, músculos y articulaciones, puedes incorporar a tu rutina de cuidado:
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Glucosamina: Tiene efectos terapéuticos aliviando el dolor y la recuperación de las articulaciones, evitando con esto el deterioro y la discapacidad frente a problemas como la osteoartritis. (6)
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Colágeno: Hay suficiente evidencia que muestra que el consumo de esta proteína mejora la salud y frena el deterioro de las articulaciones y otros tejidos que forman parte del sistema músculo-esquelético, especialmente importante en pacientes con osteoartritis (7). También se probó en un pequeño ensayo clínico de 24 semanas de duración que mejora el dolor articular en atletas, puede apoyar la salud de las articulaciones y posiblemente reducir el riesgo de deterioro. (8)
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Vitamina D: Es fundamental para la absorción de calcio y otros minerales en los huesos. Por lo tanto, la densidad ósea depende en gran medida de niveles suficientes de esta vitamina, que no siempre alcanzamos a recibir del sol. (8)
Un baño tibio de sales de Epsom de vez en cuando para relajarse y calmar los músculos, sumado a la ayuda correcta de suplementos puede disminuir el dolor, la inflamación y preparar tu cuerpo para enfrentar tus intensos días. (9)
Seamos más saludables juntos.
Tu equipo Santo Remedio