Demasiado estrés en cualquier momento de la vida de una persona es perjudicial, especialmente para las mujeres y sus ciclos. La menstruación, el embarazo y más aún, la menopausia, son etapas que implican altibajos hormonales. Todo eso ya es bastante estresante, así es que imagina qué puede pasar si otros factores externos contribuyen a empeorar el desequilibrio. Tomar en cuenta estos datos sobre el estrés y cómo afectan mi salud me ha hecho más consciente de las personas y de los lugares que elijo. Y hoy lo quiero compartir contigo.
Hoy en día todo el mundo lo llama estrés, pero hace unos años me di cuenta de que el estrés en mi vida estaba muy relacionado con entorno, personas y lugares tóxicos. Tuve que aprender ante todo a evitar la negatividad, las personas y los alrededores que me lo aumentan.
Muchos factores afectan nuestras hormonas, pero nada las altera tanto como las “hormonas del estrés”. Los niveles elevados de estrés crónico están asociados con un cortisol elevado, lo que puede provocar diversos efectos fisiológicos y psicológicos. Con el tiempo, los niveles altos de estas hormonas pueden causar enfermedades cardíacas, trastornos digestivos, depresión, sistema inmunológico debilitado, disminución de la libido, ansiedad, alteraciones del sueño, y como si eso no fuera suficiente, caída del cabello y problemas en la piel. Por eso, si queremos disminuir el impacto de muchos de los síntomas de la menopausia en nuestra vida, el primer paso debería ser tomar conciencia y acción de aquello que nos altera las hormonas del estrés.
¿Cómo comenzar a hacer cambios en nuestra vida?
En mi caso, empecé a tomar conciencia de cómo me sentía. Aprendí a segmentar y a poner en “cajas” diferentes aspectos de mi vida. A veces necesitas cerrar una caja porque resulta agobiante y abrir otra que te traiga paz. Es un cambio en la forma de pensar.
Comencé a analizar los factores desencadenantes que me hacían sentir desequilibrada. Y me di cuenta de que algo tan simple como los comentarios de otras personas, eran un detonante para hacerme sentir mal. Sin embargo, si estamos en sintonía con nosotras, de inmediato vamos a notar aquello que nos hace perder el equilibrio para frenarlo a tiempo. Por eso es tan importante practicar el amor propio.
Aprender a identificar personas y lugares que elevan el nivel de cortisol y evitarlos es el secreto. Esto podría ser tan simple como cambiar los lugares a los que acudes para obtener un servicio o de amistades cuando quieres pasar un rato agradable. Si estás expuesta a personas que te producen ansiedad, entonces es hora de buscar nuevas opciones donde haya un ambiente tranquilo y relajante.
Me esfuerzo por vivir en lo que llamo “mi burbuja” o “nube rosa”. No es algo que simplemente sucede. Se necesita práctica. Hay que reconocer que también podemos ser nuestra peor enemiga. Por lo tanto, hablo mucho conmigo misma de forma positiva. Me digo las cosas que desearía escuchar sobre mí. Me recuerdo que debo mantener la calma y mis hormonas del estrés a distancia.
Uno de mis ejercicios conscientes favoritos es imaginarme entrando en un ascensor con vidrio transparente y elevarme hacia las nubes. Allí me recibe un ángel con los brazos abiertos, en los que encuentro paz. Imaginar un lugar que te brinde paz puede ayudar a relajarte, manteniendo el pulso, la presión arterial y el azúcar en sangre en niveles saludables.
Por otro lado, recomiendo que te diviertas con el movimiento. Nota como no le llamo “ejercicio”, ya que eso puede desanimar a algunas personas, especialmente si están estresadas. Prefiero hacer pequeños lapsos de actividad física. Por ejemplo, hago diez sentadillas cada vez que voy al baño, y voy sumando hasta llegar a 50 sentadillas al día. Esto se traduce en ¡18.250 sentadillas al año!
La comida es mi medicina más importante para reducir el cortisol. Algunos nutrientes y compuestos específicos ayudan a regular los niveles de cortisol y promover la relajación. Me aseguro de incluir estos alimentos todos los días. No solo me ayudan a lograrlo, sino que me hacen feliz, ya que estimulan la serotonina y otras hormonas de la felicidad. Saber que le estoy dando a mi cuerpo un fertilizante premium es una victoria para mí. Me hace sentir bien y me da alegría darle a mi cuerpo alimentos ricos en estos nutrientes que benefician mi armonía hormonal. Estos alimentos reguladores de hormonas son el chocolate oscuro, las bayas, las nueces, la avena, los plátanos, el té verde, el matcha, los aguacates y los pescados grasos.
¡Hay muchas cosas maravillosas que podemos hacer para reducir el estrés y ayudar a equilibrar nuestras hormonas durante esta etapa tan desafiante! Comienza con la autoconciencia. Saber qué personas y lugares pueden causarnos discordia y cómo protegernos es fundamental. Ser conscientes y nutrirnos a través del movimiento corporal, así como de alimentos frescos y naturales es el mayor regalo de amor propio que podemos darnos.
Tu nutricionista,
Sabrina Hernández