Pocas cosas son tan desagradables como sentir que pasan los días y el cuerpo simplemente ¡no fluye! Y cuando lo hace, el momento puede volverse aterrador. Ok. El tema es incómodo y poco glamuroso, estamos de acuerdo. Pero es real y lo viven millones de hombres y mujeres, aunque a estas les suene todavía más familiar.
¿Sabías que hasta un 80% de las mujeres a nivel mundial podría sufrir de estreñimiento? (1) Y en Estados Unidos, se cree que entre un 12% a 19% de la población general lo padece (2). De hecho, se gastan millones de dólares en tratamientos médicos y laxantes. Afecta con mayor frecuencia a las mujeres cuando están embarazadas, cuando recién dan a luz o también durante los cambios hormonales. También va aumentando con el paso de los años en ambos sexos. Y un punto en común es que cuando se vuelve crónico, deteriora la vida por completo.
La importancia de evacuar a tiempo
Imagina que de un momento a otro decidieras dejar parte de la basura de tu casa en el contenedor de la cocina y no botarla. Al día siguiente haces lo mismo y así cada noche te “reservas” una cantidad de basura que no eliminas. No necesitarías más de una semana para que tu casa completa oliera asquerosamente mal, se llenara de insectos y probablemente, el vecindario entero pediría que te fueras. Lo peor del caso, es que las bacterias empezarían a afectarte a ti y a quienes estuvieran dentro de tu casa. Algo similar ocurre en tu interior cuando “parte” de los deshechos de tu cuerpo se van quedando estancados, sin salir.
Lo normal es que evacuemos lo que no necesitamos “al menos” una vez al día para que todo funcione correctamente. Pues allí se van las toxinas y sustancias que quedan de los alimentos que no necesitamos, una vez que los distintos órganos que tienen que ver con la digestión hacen su trabajo y obtienen los nutrientes.
Esos restos que van quedando sin salir van deteriorándose y a mediano-largo plazo pueden complicar muchísimo nuestra salud. Además, ese estancamiento es un punto en contra cuando intentamos bajar de peso.
Más que basura acumulada
El estreñimiento y la mala digestión no solo son desagradables y molestos por el peso acumulado. También tienen otros efectos en la salud:
-
Opaca tu carta de presentación: es decir, tu piel. Muchas veces la aparición de brotes o acné repentina tienen estrecha relación con el mal funcionamiento de los intestinos.
-
Cerebros conectados, emociones confusas, sobrepeso y mal humor. ¿Sabías que en varias culturas y hoy en día, también muchos científicos, al intestino le llaman “segundo cerebro”? (3) Y uno, estrechamente conectado al que todos conocemos. De hecho, hay estudios que muestran que el estado de la microbiota o flora intestinal determina en gran medida nuestro estado anímico y comportamiento (4). La serotonina, por ejemplo, una hormona que nos ayuda a sentirnos bien, se produce tanto en el cerebro, como en los intestinos. Distintas investigaciones señalan que incluso, muchos problemas como el síndrome del intestino irritable, la obesidad y otros de tipo psiquiátricos y neurológicos pueden estar vinculados a cambios en esta relación “cerebral, digestiva y de microbiota”(5).
¿Por qué sucede el estreñimiento?
Hay factores de distintos tipo que influyen, algunos fisiológicos, psicológicos/sociales y externos (6). Por ejemplo:
-
Hipomotilidad intestinal: Esto tan complicado significa que el movimiento de los intestinos que debe expulsar las heces no es el correcto y los músculos de los intestinos no tienen la fuerza para provocar las contracciones necesarias.
-
Cambios hormonales que alteran el funcionamiento normal de distintos procesos, entre estos, la digestión.
-
Lesiones como hemorroides: Las heridas que se forman alrededor de la zona rectal, además de ser una consecuencia del estreñimiento, lo empeoran, ya que el dolor hace más difícil el proceso y con el tiempo se puede volver grave.
-
Existen también factores psicológicos o emocionales, como el estrés que altera la digestión.
-
Así como factores sociales y culturales, porque estamos de acuerdo que enfrentar un problema como este no es fácil. Ni siquiera cuando nos toca hablarlo en la consulta médica. Y en el caso de las mujeres tiene además, una connotación relacionada al pudor femenino. Algo que puede y deber ser tratado, más aún sabiendo que es un problema tan común y que puede complicar tanto la salud.
-
Falta de hidratación: El intestino necesita suficiente líquido para cumplir con sus necesidades. Pero no azucarado, sino agua pura o té sin endulzar.
-
Alimentación: El 80% de una buena digestión tiene que ver con la comida. Y en esto, la procesada tampoco es una buena aliada ni los carbohidratos simples.(7)
-
Actividad física: Influye muchísimo en lograr una buena digestión.
-
Medicamentos como analgésicos, ansiolíticos, para la presión y antidepresivos, entre otros, también influyen afectando el funcionamiento de los intestinos.
¿Cómo mejorar la digestión y disminuir el estreñimiento?
-
Ponle atención a tu comportamiento digestivo. Te va a sonar un poco raro, pero analiza cuánto y cuándo vas al baño. Eso te ayudará con el siguiente paso.
-
De acuerdo a tu patrón de comportamiento, prepara las condiciones para hacerlo en calma, sin presión y ve creando una disciplina. Por ejemplo, si vas por la mañana, levántate con tiempo para dedicárselo. O si vas al mediodía, por ejemplo, intenta hacer una pausa y estar en un lugar cómodo que te permita hacerlo tranquilamente.
-
No te niegues al impulso. Puede ser que al principio no te llegue en el momento perfecto, pero no te reprimas. Busca una opción y dale a tu cuerpo el tiempo que necesita.
-
Dale movimiento. Ejercítate. Y no estamos hablando de correr o matarse en el gym, basta con caminar 30 minutos diarios para experimentar la diferencia.
-
Toma en serio eso de beber al menos 8 vasos de agua al día si quieres una buena digestión.
-
Suma frutas ricas en fibra, con poca azúcar como arándanos, ciruelas, kiwis, manzanas y naranjas. Vegetales como espinacas, lechuga, espárragos, repollo o col y brócoli, entre otros. Semillas y frutos secos como nueces y almendras.
-
Agrega fibra extra como nopal, salvado de trigo, semillas de chía o de linaza.
-
Agrega una cucharada de magnesio por la noche, disuelta en un vaso de agua y verás cómo mejora tu digestión entre otras cosas.
-
Aumenta el consumo de probióticos como yogurt, chucrut, kombucha o kefir para mejorar tu microbiota.
-
Intenta con triphala, un suplemento, originario de la India, usado en la medicina Ayurvédica que en la actualidad está sorprendiendo a la ciencia occidental. Es la combinación de tres frutas que promueven el crecimiento de la flora intestinal, rejuvenecen el tracto intestinal y ayudan a la evacuación (8, 9)
Sigue estos tips para que puedas mejorar poco a poco el flujo de tu cuerpo de manera natural. ¡Y te sientas liviana, ágil y feliz!
Seamos más saludables, ¡juntos!
Tus amigos Santo Remedio