No es el mensaje de texto, la llamada telefónica o la conversación favorita de nadie, cuando alguien, con quien recientemente has compartido te dice que acaba de dar positivo a la prueba de COVID-19.
No solo nos preocupa la persona que acaba de dar positivo, sino que tampoco podemos evitar preguntarnos, ¿seré yo la próxima? Esa pregunta puede crear una ola de sensaciones, temores, preocupaciones e incluso, de pánico. A veces, estos sentimientos pueden ser lo suficientemente fuertes como para hacer que se parezcan a los síntomas de una enfermedad.
Hay algunas cosas que, probablemente todos sepamos sobre el COVID-19. Una es que, si nos infectamos, el virus tarda en incubarse antes de que empiecen a aparecer los síntomas.
Las investigaciones a gran escala más recientes de los pacientes con COVID-19, realizadas por los CDC (Centros para el Control de Enfermedades) muestran que el 97% de las personas comienzan a presentar síntomas dentro de los 11 días posteriores a la exposición del virus, y el tiempo promedio de incubación es de 4 a 5 días.
Así es que ya contamos con algunos datos concretos sobre cuándo pueden comenzar a aparecer los síntomas, y sabemos que si pasamos 11 días desde la exposición sin mostrar ninguno, es poco probable que hayamos contraído el virus.
La pregunta es, si sabemos que hemos estado expuestos al virus, ¿qué debemos hacer entre el día 1 y el 10?
¿Podemos mejorar nuestras posibilidades de tener síntomas leves?
¿Podemos ayudar a nuestro cuerpo a prepararse mejor para una posible infección?
¿Podemos fortalecer nuestra mente y nuestro enfoque para que nos ayuden a combatir el virus?
Como dicen por ahí, "la espera, desespera”.[g][h] ¡Pero hay cosas que puedes hacer mientras el periodo de incubación está avanzando! Aquí hay algunos pasos simples que pueden ayudar a disminuir tu preocupación y preparar tu cuerpo.
Autoaislamiento
Lo primero es lo primero: debes ponerte en cuarentena preventiva si sabes que has estado expuesto al virus. El COVID-19 puede ser contagioso para otras personas antes de que comiencen a aparecer los síntomas. Si puedes, incluso, usa una máscara en el interior de tu casa, con tu familia y quédate a solas en una habitación, si es posible.
Concéntrate en los micronutrientes
Si no has seguido el "Protocolo K” para ayudar a fortalecer tu sistema inmunológico, podría ser una buena idea que comiences a hacerlo tan pronto como sepas que has estado expuesto al virus.
Aquí está en detalle el "Protocolo K" de la Dra. Karen Koffler, Directora Médica del Centro Osher de Medicina Integrativa de la Universidad de Miami.
Comprométete a dormir mejor y más temprano
Hace mucho que sabemos que dormir mejor es esencial para reparar nuestro cuerpo y prepararnos para combatir enfermedades como el COVID-19. Y gracias a la investigación científica ahora nos enteramos que las horas en que dormimos también son importantes.
Un estudio analizó a un grupo de enfermeras durante un período de 22 años y descubrió que quienes trabajaban en turnos de noche y se iban a la cama a horas irregulares tenían muchas más probabilidades de morir más jóvenes, especialmente por problemas cardiovasculares.
Te recomendamos seguir un viejo refrán que dice: “La gente de buen vivir, al anochecer, a dormir”. Organízate para tener patrones de sueño más tempranos y de 7 a 8 horas por noche.
Hazte la prueba
Si existen los recursos en tu área, es trascendental saber si realmente has contraído el virus después de una posible exposición.
Esto es especialmente importante antes de salir del aislamiento. Muchas personas no sienten síntomas, pero aún pueden portar el virus y transmitirlo a otras. Los CDC recomiendan una cuarentena completa de 14 días si no puedes hacerte la prueba, pero permite una cuarentena de 7 días si te haces la prueba el quinto día o después de la exposición. Esto puede ser especialmente importante para aquellas personas que necesitan regresar pronto al trabajo.
Si puedes, intenta hacerte la prueba después de 5 días de que ocurra la posible exposición, como lo recomiendan los CDC.
Comprométete con la resiliencia
Por último, hablemos del enfoque mental necesario cuando sabemos que hemos estado expuestos al virus. Hablemos de la resiliencia: la capacidad de adaptarnos positivamente a la adversidad.
Si bien, no tenemos datos específicos sobre la resiliencia mental con respecto a las tasas de supervivencia y hospitalización de COVID-19, sí sabemos que esta es una clave estudiada científicamente para vivir por más tiempo.
A medida que pasan los días y el tiempo avanza desde tu exposición al virus, puede ser útil tomar algunas decisiones clave para reforzar tu capacidad de recuperación.
La resiliencia es diferente para todos, pero aquí hay ciertos recursos mentales que nos han ayudado a algunos de nosotros aquí, en Santo Remedio, que hemos pasado por la experiencia:
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Comprométete a que, si te enfermas, te vas a tomar el tiempo necesario para recuperarte.
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Comprométete ahora mismo, a que vas a adoptar hábitos alimenticios y de sueño más saludables.
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Comprométete a que, si te enfermas, ¡te vas a mejorar!
Es posible que te sorprenda lo poderoso que se siente transformar tu preocupación por la exposición que tuviste al COVID-19 en una motivación para luchar y sanar. Puedes hacerlo. Creemos en ti.
Tus amigos de Santo Remedio