Cuando nos proponemos perder unas cuantas libras, ya sea por salud, vanidad o ambas, uno de los obstáculos más grandes es cómo controlar esas ganas de comer que nos surgen de repente. Por eso, hay que buscar la manera de ayudarnos a mantener nuestro propósito y hacerlo de manera saludable. Y aquí tienes algunos trucos que pueden darte una mano.
Organiza muy bien los horarios y productos de tus comidas
Si ya tienes definida cuál es la dieta que vas a seguir, organiza lo que debes comer, la hora y prepáralo previamente. Muchas veces, cuando no planificamos nuestra rutina alimenticia, especialmente si recién estamos intentando un cambio de hábitos más saludables, nos ataca el hambre simplemente porque no nos hemos preparado con las meriendas, agua y comidas. Entonces, ante la desesperación del momento, comemos lo que tenemos a mano. Por eso, compra lo que necesitas, cocina lo que se puede con anterioridad, separa y guarda en el refrigerador las porciones de frutas, proteínas, vegetales, semillas, nueces, etc. Y lleva un calendario con tu menú para cada uno de los días. En esa lista, anota también a qué hora debes beber agua, té, vitaminas, etc. Eso te ayudará a cumplir con la nutrición y no le darás tiempo a esos ataques de ansiedad.
Haz tus bebidas más sabrosas y potentes
Seguramente ya sabes que debes beber suficiente agua pura. Pero además de eso, puedes ayudar a tu hidratación con opciones de té o infusiones en versión mejorada. Si bien, algunos son deliciosos tal como están, con el paso de los días pueden aburrirte. Por eso, puedes usar algunas alternativas para cambiar un poco el sabor y hacerlos todavía más beneficiosos mezclando algunas frutas, hierbas y semillas. Por ejemplo, el té de Jamaica, que es excelente diurético, lleno de antioxidantes y ayuda con la presión arterial, es una excelente opción para beberlo durante el día caliente o frío porque también modula el apetito. En días calurosos puedes dejarlo enfriar y ponerle una rodaja de naranja, una ramita de canela y unos cubos de hielo. También puedes agregarle fresas y arándanos congelados para darle otro toque. (1)
Prueba semillas de chía o linaza remojadas
Otra opción para disminuir las ganas de comer es proveer al cuerpo de nutrientes, grasas buenas, vitaminas, minerales y fibra. Las semillas de chía y linaza los contienen, además de que al entrar en contacto con agua, el mucílago que tienen se vuelve como una gelatina y eso en el estómago ayuda a aumentar la saciedad. Puedes usar un vaso de agua o de té frío, agregar una cucharadita de semillas, revolverlas bien y dejarlas reposar por unos quince minutos. Luego, las revuelves nuevamente y lo bebes. También puedes agregarlas al yogurt o avena. Un estudio realizado en Turquía demostró que el consumo de chía como merienda de media mañana puede aumentar la saciedad a corto plazo. Así es que algo tan simple calmará la ansiedad de comida, brindándote además nutrientes necesarios para tu cuerpo. (2)
Convierte la fibra en tu mejor amiga
La fibra es uno de los elementos más simples y que más nos ayudan cuando queremos mejorar el metabolismo y sentirnos más satisfechas. Las podemos obtener de las frutas, verduras, legumbres y semillas. Pero una forma adicional y sencilla es a través del nopal. Si tienes la oportunidad de obtenerlo fresco, consúmelo en tus ensaladas, guisos o hasta en jugos. Es muy versátil y delicioso. Si no lo encuentras o quieres una ración extra, úsalo como suplemento. Pues con un par de cápsulas puedes obtener una gran cantidad de fibra para hacer más lenta la absorción de carbohidratos y ayudarte a calmar las ganas de comer. (3)
Controla el estrés, tu ánimo y el hambre al mismo tiempo
¿Sabías que al mantener a raya el estrés y dormir mejor, puedes calmar también tus ganas de comer? Pues gran parte de la ansiedad por la comida se debe a un efecto emocional cuando las hormonas como la serotonina, a cargo del equilibrio en esta área, la sensación de bienestar y la regulación del apetito, no están niveladas. Por eso, tomar al final del día una infusión de pasiflora, valeriana o manzanilla, puede ayudarte con esto. (4)
Ácidos grasos: un stop al hambre
Es cierto que cuando queremos cuidarnos, las grasas quedan fuera, pero solo las “malas”. Porque existen grasas que nos ayudan como las que están presentes en aceites vegetales como oliva o aguacate y en las nueces. Estos contienen ácido oleico, el cual ayuda a controlar la sensación de saciedad y a disminuir el hambre (5). Así es que si tienes mucha ansiedad, come una cucharadita de aceite de oliva o agrégalo a tu ensalada. También puedes considerar unas 10 nueces en tus meriendas. Por otro lado, los ácidos grasos de cadena larga como Omega 3 mejoran la respuesta a la dopamina e inhibe las ganas de comer (6). Lo ideal es usarlo a través de la misma dieta, comiendo pescados como el salmón o suplementado.
Usa el espectacular truco de la proteína
La proteína tiene todo el sentido del mundo para ser parte fundamental de un plan de cuidado porque no solo alimenta nuestros músculos y nos ayuda a perder peso, sino que también es una gran aliada para comer menos. Esto, debido a que ayuda a disminuir las hormonas del hambre y los antojos (7). Puedes consumirla a través de carnes magras como pechuga de pollo, pescados, huevos y como batido de proteína, especialmente si haces ejercicio.
Échale mano a un multivitamínico
Cuando nuestro organismo recibe todos los nutrientes que necesita, el hambre es mucho menor, porque cada célula tiene lo que necesita para funcionar. Por ejemplo, las vitaminas del complejo vitamínico B son necesarias para proveer de energía, ayudan a formar glóbulos rojos, evitar el dolor de los músculos y también contribuyen a regular nuestro apetito, al influir en la producción de serotonina, que se encarga de esto (8). Por eso, sumar un buen multivitamínico que lo contenga puede ser de gran ayuda.
Prueba con estas sugerencias y verás cómo las ganas repentinas de comer van desapareciendo y tu fuerza de voluntad se impone.
Seamos más saludables, juntos.
Tu equipo Santo Remedio