Prácticamente Estados Unidos está de regreso a la normalidad, después de año y medio en relativa pausa y muchos altibajos producidos por la pandemia. Pero ya, finalmente la vida presencial está de vuelta, las vacaciones, los viajes, las reuniones con amigos, los días de playa en familia, las celebraciones con todo el grupo de amigos, los juegos deportivos multitudinarios ¡y los abrazos! Es decir, todo lo que implica contacto social, ese que tanto extrañamos.
Y sí, todo indica que vamos en la dirección correcta, pues la mitad de nuestra población se ha vacunado, hay nuevos tratamientos para el covid y los números de contagios han disminuido en todos los estados del país.
Sin ánimo de aguar la fiesta, aunque todo pinte bien, no podemos olvidar que la pandemia en sí no ha terminado y hay muchos países que siguen tambaleándose con las alzas de contagios y sobre todo, con las nuevas cepas. De hecho, algunos expertos cada cierto tiempo nos lo recuerdan: no podemos bajar la guardia en esta guerra microscópica. Por eso, queremos recordarte algunas medidas que deberías tener presente para mantener tu sistema inmunológico lo más fuerte posible, frente a este nuevo proceso de readaptación y de contacto físico.
Prioriza la vacunación
Si todavía no lo has hecho, por las razones que sea, revisa tus prioridades, la información SERIA y RESPONSABLE disponible ¡y hazlo! Deja de lado los mitos urbanos y teorías rebuscadas que han ido cayendo una a una a medida que la ciencia prueba su falta de base. Revisa la página de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) donde hoy en día encuentras las respuestas a todas tus dudas, basadas en las investigaciones de vanguardia ¡y en español! (1)
Enfoca tu dieta en la naturaleza
¿Alguna vez escuchaste eso de: “si quieres vivir sana, come una manzana”? Pues, ¡tiene todo el sentido del mundo! No vayas a creer que se trata solo de comer esa fruta, sino de darle mayor presencia a frutas y vegetales en nuestra alimentación diaria, especialmente en esta época del año, en que las tenemos en abundancia.
El aporte de nutrientes que ofrecen permite la adecuada nutrición de todas las células del sistema inmunológico para que funcionen de forma óptima, especialmente en periodos de infección, en que hay fiebre, por ejemplo, e implica mayor demanda de energía.
El aporte de antioxidantes, minerales y de enzimas, entre otros, respaldan las funciones de las células encargadas de eliminar los patógenos y combatir la inflamación, entre otras tareas que deben hacer cuando nos enfermamos. Por ejemplo, los productos ricos en carotenoides, como las zanahorias, mangos y tomates, estimulan la producción de glóbulos blancos y la respuesta de los macrófagos, encargados de aplacar los patógenos que nos atacan. (2)
Si sientes que tu consumo de vegetales y frutas todavía es un poco deficiente, ya sea por falta de acceso a los productos o simplemente por gusto, busca complementarlo con suplementos como zinc, equinácea y quercetina que pueden apoyar la respuesta inmunológica. (3, 4, 5)
Usa bien tu reloj biológico: duerme
A lo largo de este periodo hemos aprendido muchísimo sobre la importancia que tiene para todos los procesos de nuestro organismo el dormir la cantidad de tiempo adecuada y lograr un sueño de calidad. El sistema circadiano que determina nuestros periodos de vigilia y de descanso, influye enormemente en el buen desarrollo y desempeño de nuestra inmunidad. Por eso, si está desorganizado necesitamos hacer los ajustes necesarios para que podamos descansar de la mejor manera posible. (6)
Esto requiere crear ciertos hábitos, como el acostarse más temprano, preparar la habitación, bajar la temperatura ambiental para que esté fresca y agradable, apagar y quitar de nuestro cuarto aparatos electrónicos que interfieran con nuestro sueño (empezando por el teléfono). Si es necesario, poner olores que estimulan el sueño como lavanda o manzanilla, darse un baño tibio, beber un té relajante como el de pasiflora y usar productos como ashwagandha, raíz de valeriana o melatonina, que pueden contribuir a la relajación del cuerpo y la mente, ayudando a organizar poco a poco el ciclo de sueño. (7, 8, 9)
Aumenta la actividad física
El ejercicio no solo es una manera de mantener nuestros músculos fuertes, sino un remedio natural, barato e infalible para la salud en general, incluyendo la de nuestra mente, que también interviene enormemente en nuestro bienestar total.
La actividad física modula nuestro sistema de defensas de diversas maneras. Una de estas ocurre porque cuando nuestro cuerpo se ejercita, libera diversas sustancias algunas de las cuales están relacionadas al proceso inflamatorio, en medio del cual circulan linfocitos, que nos ayudan a combatir infecciones. Por lo tanto, nuestras defensas se fortalecen y mejora nuestra capacidad de responder a agentes patógenos. (10)
Además, a medida que envejecemos, los músculos que apoyan el sistema respiratorio también se deterioran, el tejido pulmonar pierde elasticidad y los alveolos pulmonares —o esos sacos donde se intercambia el oxígeno— se inflaman. Por eso es importante realizar ejercicio, ya que esto evita el deterioro de los pulmones y mejora su funcionamiento, apoyando de esta forma también nuestra inmunidad.
Muchas veces no nos ejercitamos porque sentimos que no tenemos energía suficiente para hacerlo. Pero esa falta de energía suele estar relacionada a bajas defensas y por lo tanto, un sistema inmune debilitado. Por lo tanto, comenzar a mover el cuerpo es el primer remedio. Y para contrarrestar esa falta de impulso podemos probar sumando a nuestra rutina ginseng, maca y CoQ10 que pueden apoyar los niveles de energía. (11,12, 13)
La puerta para volver a conectarnos físicamente se abrió. Caminar o correr por esos abrazos es opcional. Avanza a tu ritmo, tomando las precauciones que te sigan ayudando a mantener ese sistema inmune tan valioso en las mejores condiciones posibles.
Seamos más saludables, juntos.
Tu equipo Santo Remedio.