Nada más rico y bueno para nuestra digestión, especialmente cuando estamos enfocados en mejorar nuestros hábitos alimenticios, que agregar un poco de yogur a nuestro batido o entre las capas de nuestro parfait favorito. Pero muchos de nosotros no podemos disfrutar de ese placer por intolerancia alimentaria o, simplemente, porque no consumimos lácteos. Por eso, queremos compartir contigo una forma sencilla de preparar tu propia versión saludable, sin azúcar ni conservantes, ya sea con lactosa o vegana, que en cualquier caso, puede aportar todos sus beneficios a tu flora intestinal.
Yogur casero
Ingredientes:
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1 taza de leche entera de vaca, de soja, coco o almendra
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Contenido de 1 cápsula de probióticos
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Frasco de vidrio
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1 filtro de café o tela de algodón
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1 banda elástica
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1 colador pequeño
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1 cucharita de madera o silicona
Preparación:
Pon la leche que escojas en el frasco. Agrega el contenido de la cápsula de probióticos. Revuelve bien, suavemente, con la cucharita, hasta que se disuelva. Cúbrelo con la tela o filtro. Ata la banda elástica alrededor para que se proteja. Deja que repose y fermente entre unas 12 a 18 horas a temperatura ambiental (idealmente entre 72 a 74 grados) sobre un mesón de la cocina.
Revísalo después de 8 a 10 horas. Puede ser que ya tenga la consistencia que deseas. Si usas leche de vaca, será más cremoso, como el yogur que compras. Y mientras más tiempo pase, más espeso estará. Si usas alguna leche vegetal sentirás el sabor un poco más agrio y será más parecido al kéfir, aunque no tenga necesariamente la misma mezcla de bacterias y levaduras. Eso depende de los probióticos que usas.
Cuando la consistencia sea la que quieres, ponlo en el refrigerador por un par de horas. Luego, sírvelo como acostumbras, con frutas, granola o quizás en un batido. Para endulzarlo puedes usar stevia o dátiles molidos. ¡Delicioso!
La evidencia científica
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Cuando hablamos de una sustancia que promueve la salud, el bienestar real y es un producto “pro vida”, entonces nos referimos a los probióticos. De eso se tratan en realidad estos cultivos de bacterias que pueden hacer muchísimo por nuestro organismo. Existen unos 100 billones de microorganismos en nuestro sistema gastrointestinal, que se conoce como microbiota, microbioma o flora intestinal. (1)
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Habitan especialmente en el intestino grueso, e incluyen bacterias, hongos, levadura, virus e incluso, parásitos. De su equilibrio depende gran parte del buen estado de nuestra salud. (2)
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Entre otros beneficios, ayudan a mejorar la digestión, metabolizan los carbohidratos, las proteínas, los lípidos y la fibra. Ayudan en la síntesis de vitaminas y minerales. También intervienen en reforzar los mecanismos defensivos del organismo, regulando nuestro sistema inmunológico al controlar los patógenos. (2)
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Además del yogur, podemos sumar bacterias “pro vida” a través de otros productos fermentados como kékir, kombucha, chucrut, microalgas y todos aquellos que contienen Lactobacilos y Bifidobacterias. (3) Pero como no siempre son fáciles de encontrar y menos de preparar, sumarlos como suplementos es una opción práctica para regular su uso. Especialmente cuando la cantidad o comunidad de bacterias que contiene una dosis es de al menos 10 mil millones (o 10 billones), tomadas regularmente, que es la recomendación diaria sugerida para adultos por la Asociación Americana de Médicos de Familia y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. (4,5)
Ya sabes otra manera de cómo fermentar y cultivar tu propio universo de microorganismos, de apoyo a tu bienestar.
Seamos más saludables, juntos.
Tu equipo Santo Remedio.